El Chavismo(II)
El chavismo es el producto de un largo proceso histórico cuyos antecedentes encontramos en la década de 1830-1840 cuando Carujo intentó un golpe de Estado contra el Dr. José María Vargas. Los militares desde entonces sienten que son herederos y beneficiarios de la república que surgió luego de la guerra de independencia y nunca han dejado de conspirar para mantener los privilegios de su institución. La variante chavista es que por primera vez asumen su filiación marxista y se diferencian de los tecnócratas como Pérez Jiménez.
Carlos Marx el fundador del marxismo perteneció al círculo satánico fundado por Hess en 1812. Su doctrina planteaba la inexistencia del alma y postulaba a la razón como la verdad suprema, condenaban los sentimientos como manifestaciones de debilidad y encontraron en las teorías darwinistas (medio siglo más tarde) una confirmación de su visión con la teoría evolucionista en la cual siempre triunfaba el más fuerte en la lucha por la existencia. Con lo cual se asumía que un régimen autoritario no era más que la confirmación en la sociedad de una ley natural.
El chavismo representa a un sector social que se apalancó sobre la institución militar para tener un control de la sociedad a través del uso de la fuerza. Este modelo de dominación funciona con una sociedad rural, donde la dispersión de la población en un inmenso territorio requiere de una fuerza armada para proteger a los pobladores de los asaltos de bandidos y cuatreros, pero disfuncional para una sociedad urbana con gran concentración de población. Tecnológicamente requiere de una población dedicada a la producción de productos básicos, con poca demanda de productos sofisticados. Una cultura que gira alrededor de fábulas épicas, orgullo y picardía. Costumbres donde el juego de dominó, las bolas criollas y la pelea de gallos satisfacen el gusto de los más exigentes y valores como la eficiencia es mal vista.
Estas características dibujan el cuadro de una sociedad que pretende vivir de las rentas al estilo de la aristocracia pero que está totalmente desfasada de la realidad tanto histórica como social. El mantenimiento de esta ilusión bajo la premisa populista de regalar el pescado al pobre y no enseñarle a pescar, sólo se puede sostener mientras se mantengan altos los precios del barril de petróleo.
El chavismo representa una vieja tradición de la cultura populista venezolana, aderezada con un toque de marxismo para concitar el apoyo de la extrema izquierda mundial, barnizada de pensamiento bolivariano para captar ideológicamente a una población de estructura mental rural, que creció con los valores del compadrazgo, pero, contradictoriamente habita grandes centros urbanos donde llevan una existencia en total disfuncionalidad. Individuos que entran a las instituciones para obtener algún beneficio de ellas. A diferencia del presidente Kennedy que le preguntó a los ciudadanos norteamericanos ¿que podían hacer para ayudar a su país? Los populistas le preguntan a su gobierno ¿qué puede regalarles a ellos? Por eso la cultura del pago de impuestos es ajena a su tradición y la iniciativa de fundar empresas es contradictoria con el disfrute de la renta petrolera, irracionalmente colocan la responsabilidad de mantener a 28 millones de venezolanos sobre los hombros de empleados y trabajadores de la industria petrolera, con ello garantizamos la ruina de la economía privada del país.
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