La historia del movimiento conspirativo conocido como chavismo se fue cocinando en la Armada venezolana desde la conspiración que derrocó a Marcos Pérez Jiménez. En efecto los oficiales que apoyaron al Vice- almirante Wolfang Larrazábal y que tenían vinculaciones con el partido comunista y que fueron purgados años más tarde durante los fallidos intentos de golpe de Estado conocidos como el Porteñazo y el Carupanazo, concibieron el plan de toma del poder a mediano plazo bajo la consigna de “contra el ejército y sin el ejército no hay revolución en Venezuela”. De esa manera se infiltró con estudiantes liceístas la Academia Militar a fin de formar a los futuros oficiales revolucionarios del ejército y asegurar por esa vía el éxito de la revolución. Llevar a cabo este objetivo contemplaba la reinterpretación de la historia para inspirarla en el pensamiento bolivariano -ya que de esa forma el imperialismo no podría desacreditarla como comunista- y recodificar los valores relacionados con la cultura nacional. Este proceso implicaba un retorno al mito de creación de la nación con su guerra de independencia y próceres, de sus imágenes de ganado, haciendas, joropo, compadrazgo, jinetes, ríos y mujeres. Recreando la bucólica y apacible vida de amos dominantes y condescendientes con sus peones, una burda representación de la antigua aristocracia desplazada por la burguesía y reconvertida en revolucionaria. Este sector, en el último trabajo de campo que revisé era apoyado por el 56% de los sectores D y E y el 36% de los sectores ABC. Ambos sumaban el 49% de apoyo a Chávez con 2% indecisos, 2% sin saber a quién apoyar y 47% a la oposición. El boom petrolero de 1974 reconvirtió los valores de la población, donde la lealtad pasó a tener un peso importante y desplazó al esfuerzo y al trabajo, se crearon las bases para una población rencorosa cuando no accedía a los beneficios que dispensaban los sucesivos gobiernos y así hasta 1998 cuando le pasan factura al populismo tradicional ignorando la propuesta eficiente y exitosa del gobernador de Carabobo Salas Romer.
El chavismo es un movimiento rural que no está asociado al progreso, para ellos es importante llevar una vida sin apremios y fundamentada en los lazos de vecindad característica de los pobladores del campo, pero contradictorio con el modelo urbano cuyo tiempo lineal está asociado al progreso, la ciencia y la planificación. El modelo chavista es un volcán de contradicciones, ya que pretende imponer un modelo y un estilo de vida aristocrático-rural, a una realidad socio-cultural tecnológica, urbana y de masas para las cuales la improvisación no hace sino aumentar las calamidades de su vida cotidiana. Los trabajos de campo muestran que sin Chávez el apoyo de la población al modelo chavista caería 10 puntos bajando este a 39%, por ello la salud del presidente, es fundamental para el “proceso”. En este sentido la pugna entre civiles y militares por el control del poder favorece, con la designación de Cabello al frente del partido y de la Asamblea, a la logia que participó en el golpe del 4 de Febrero. Se busca que los militares sustituyan a los civiles ya que estos últimos son proclives a la distención y pondría en peligro todo el esfuerzo realizado durante largos años de conspiraciones que comenzaron en la década de 1950.
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